lunes, marzo 14, 2005

RECUERDOS DE LALI SALVADOR

ARGELITA "LA PERLA DEL MIJARES"

Los nombres que este pueblo ha tenido a través de los tiempos son los siguientes: ARCHILITA, ARGILETA y actualmente ARGELITA.

Argelita, era en tiempo de la reconquista una torre que perteneció a Fernando, hijo de Ceyt-Abu-Ceyt, destronado rey de Valencia por su contrario Zahen, el cual se había hecho cristiano y que legó a su padre en su testamento que otorgó en la ciudad de Valencia el día 22 de Octubre de 1.262.

Más tarde, pasó a la corona, pues a ésta se hace donación del entonces ya caserío el 22 de Noviembre de 1491.

Después de la conquista quedó el pueblo habitado por moriscos, que en la expulsión decretada por el Rey D. Felipe III en fecha 4 de Agosto de 1.609, quedó el pueblo desierto y por tal motivo el entonces señor de esta Baronía D. Pedro Escriba Zapata, otorgó carta puebla el 16 de Febrero de 1611 a favor de veintitrés nuevos pobladores.

Este pueblo, fue el primero de la cuenca del Mijares en desalojar a los moros, siendo la fecha en que se llevó a término el 5 de Octubre de 1.609

Autorizada la carta puebla, otorgada por el Sr. D. Pedro Escriba Zapata en fecha 12 de Mayo de 1.611, cuya escritura llamada de Copatrón, la cual fue entregada a D. Vicente Torres, primer Alcalde de esta localidad, en ella se hacen constar las cargas que debían sostener y la parte que se reservaba el Barón; entre otros, las tierras de regadío del molino, taberna, carnicería, etc. así como la jurisdicción civil y criminal.

Aún se conserva el edificio palacio de Ceyt-Abu-Ceyt, con sus dos torres y en el que se ve en la base de la torre redonda una piedra con inscripción árabe.

La Baronía de Argelita, perteneció al Marqués de Monistrol, en su término existe el castillo de Buey Negro, en el que pueden verse las murallas y del que conserva su nombre una partida

Fue su primer Cura D. Antonio Moliner, tomó posesión de su feligresía el día I de Mayo de 1.613.

Su primitiva Iglesia, actualmente está dedicada a Casa Ayuntamiento, y la Iglesia actual, fue construida en el siglo XVII, siendo de estilo churrigueresco con una esbelta torre campanario renacentista.

Se profesa en esta localidad, gran devoción a la Santa Cruz, que fue traída desde Roma a esta localidad, por el Padre Vaciero y donada a la Iglesia Parroquial en el año 1.657, y se conserva en su relicario de plata, siendo esta reliquia la joya más preciada de los moradores de Argelita.

Luego de tener un poco de conocimiento de la historia de nuestra querida Argelita, podríamos pasar a recordar algunos aspectos del pueblo, de sus moradores, sus motes, y sobre todo se hace imprescindible recordar nuestros maravillosos veranos, los tres meses, unos con sus padres y otros con sus abuelos.

Llegar el mes de junio y terminar el colegio estaba lleno de un nerviosismo especial, que empezaba en el momento de coger el tren en la estación de Francia (para los que nos trasladábamos desde Barcelona y en aquellos tiempos no teníamos coche). El tren que nos llevaba hasta Castellón era el único de largo recorrido que cogíamos en todo el año; dicho tren tenía un nombre característico: "El Borreguero", éste tardaba unas seis horas, más o menos, en llegar (más tarde salió el TAF y entonces el recorrido se hacía en menos tiempo). En el tren tenías tiempo de almorzar, comer y merendar. Los huevos duros y la carne rebozada era el menú que no faltaba nunca.

Llegábamos a Castellón a una hora en que podíamos ir con un autobús que nos llevaba hasta Onda, o un trenecito de vía estrecha llamado "La Panderola". Una vez llegados hasta Onda volvíamos a coger otro autobús de la empresa "Furio" que hacía el recorrido por todos los pueblos del Mijares. Todos los autobuses nos dejaban a 1 Km. de Argelita , en "El Empalme", donde había una casa, que fue construída por Manuel Salvador, hijo de José "Pises" para su familia, mujer y tres hijos,(nunca llegó a poder disfrutarla). Retornando el terna del transporte, a los que íbamos a Argelita, el autobús que nos iba mejor era el que conducía "Luís" marido de "Felicidad", ya que como él vivía en Argelita el autobús lo entraba y guardaba en el garaje en el mismo pueblo, así nos evitábamos el recorrido de 1 Km. desde "El Empalme".

La ilusión continuaba, llegaba la hora de encontramos todos los veraneantes, y todos los amigos que teníamos en el pueblo. Esperanza, Conchín, Maribel del "Tío Remigio", Doloricas hija de "Domingo" el alguacil, los hijos del cabo de la Guardia Civil (entonces había cuartel), Manolo "El Tordo", Benjamín "El Conejo" y Antonio Piquer. No nos podemos olvidar de Manolo, el que nos perseguía, nos hacía correr, y nos daba miedo, un personaje totalmente inofensivo, pero entonces no opinábamos lo mismo; una
figura que parece no puede faltar en ningún pueblo "El Tonto".

Las primeras personas que podíamos ver al entrar al pueblo por la calle Mayor, eran "La tía Cañiza" y "La tía Primitiva", se pasaban horas y horas mirando la gente que pasaba, o bien se hacía un corro para la tertulia.

Llegaba la hora del encuentro, los chicos:
Cruz, Pascual, Juan Miguel, Jaime, Jordi, Siscu, Vicente-José, Enrique, "Los Charros", Angelito y Pepito, Pedro Furió, Miquel y Josep, Carlos, Pepe Isidro e Ismael.

las chicas:
Mª Luz, Mª Rosa, Isi, Carmen, Mª Dolores, Celia, Montse, Ana, Pura Mari, Doloricas, Maribel, Paquita y Lali.
También podemos destacar los habitantes del pueblo con sus motes: Vicente "El Molinero", Pepe "El Cubo", Pepe "La Justa", "El Tordo", "La tía Buchina" "Los Conejo", "El tío Remigio", Pepe "El Escobero" "La tía Librada, “La tía carolina”. "María La Abejorra", Joaquín e Isidro "La Tendera", "María Granell", "Los Palafox", "Felicidad de la tienda". "Teresa de la tienda". "Fina del horno", "El Pollo", "Los Pises", "Juan del Palacio" y "La tía Cañiza' .


Un capítulo aparte merecen Julián su mujer Dolores y el cuñado Leopoldo (hermano de Dolores). Tenían el bar por excelencia del pueblo "Can Julián", el bar de ir a jugar al dominó, a las cartas, ya tomar los mejores bullidores del entorno, con un poquito de jarabe de limón, si los querías un poco más completos. También nos proporcionaban los altramuces y cacahuetes, que cada domingo por la tarde todo el pueblo compraba.

Los días transcurrían rápidos y felices. Por la mañana algunos íbamos un ratito a clase, que nos daba el Sr. Pedra (padre de Isi), y luego sin perder ni un momento bajábamos al río. Al principio, cuando éramos más pequeños, nos bañábamos en el Molino donde desde la Baranda nuestros padres o abuelos nos podían vigilar, pero a medida que nos íbamos haciendo más mayores, fuimos subiendo río arriba, "La Alameda", "Pozo la Escuela" "Pozo Vidal", "Puente Quilez". Por la tarde cogíamos la merienda y vuelta al baño, generalmente solíamos ir al "Puente Quilez" porque estaba más lejos, y así teníamos toda la tarde ocupada entre ir, merendar y volver.

Después de cenar nos volvíamos a reunir todos, generalmente en la Plaza La Iglesia, noches mágicas de mirar las estrellas, cielos llenos de estrellas fugaces, el Carro, la Osa Mayor. El Camino de Santiago etc.. y unas charlas interminables, cantos, chistes, historietas, bueno de todo lo que se nos podía ocurrir

Como en todas las pandillas siempre hay alguno de sus miembros de los que podemos contar alguna anécdota, manera de ser o de comportarse: empezaremos por Juan Miguel, al principio le costó relacionarse con todos nosotros, era muy tímido, lo veíamos pasar siempre con su preciosa bicicleta, limpia y bien cuidada, pero poco a poco se fue integrando con todos nosotros, y hasta ahora, de los mejores.

Cruz con su "Santiaguita", una bicicleta no muy nueva ni moderna, pero que a él le encantaba, creo que muchos aprendieron a ir en bici con ella, y los demás montamos todos, eso si con Cruz no se portó demasiado bien, ya que con ella había tenido más de un trompazo..

Nuestros puntos de merienda o comidas, podían ser: "La Fuente los Ignacios" allí se hacían más comidas que meriendas, "La Fuente de la Santa Cruz". "La Cueva Pons", "El Pozo Negro" ( era tradición subir a una piedra muy grande que había debajo del puente para merendar, los que eran más ágiles lo hacían en un santiamén, pero los más patosillos ya les costaba más. Luego de merendar, otro problema, el bajar de la piedra, pero entre risas, protestas para los que les costaba, se pasaban unas tardes inolvidables. No nos olvidemos de lo típico de la merienda. todos menos uno llevábamos nuestra "Arruga" (bocadillo) de jamón, queso, chorizo, etc. La excepción era Cruz, él solía traerse algo que se pudiera asar, haciendo un pequeño fuego. Él prefería comer con cuchillo y tenedor (un poquito sibarita sí que era).

También habíamos hecho excursiones a la "Leguna" (Ios almendros de Juan Miguel eran uno de nuestros objetivos), a "Ludiente" "Toga" "Torrechiva". "Fanzara" etc.

Otros días importantes del verano era cuando llegaban las fiestas, y la gran expectación era "El Toro", todo un ritual. Días antes ya veíamos preparar todos los troncos para montar las barreras, barreras que consistían en dos aspas laterales y los troncos horizontalmente separados con piedras a los lados atadas con cuerdas. es decir tronco, piedra y así sucesivamente, en una posición inclinada para poder subir mejor y más rápido. Las fiestas empezaban con un volteo de campanas, Misa solemne, con Don Juan ( el cura párroco de Argelita, hasta hora no hemos hablado de él, pero tiene un gran papel en el pueblo y en todos nuestros veranos), concelebrada con dos o tres curas de los distintos pueblos de los alrededores. Los monaguillos eran todos amigos nuestros de la pandilla, con lo cual las chicas los podíamos ver muy bien durante toda la mísa. No podían faltar todas las autoridades del pueblo, alcalde, guardia civil, y algún que otro personaje que subía de Castellón. La misa era en latín y cantada; Don Juan tenía una buena voz y nos hacía cantar a todos. También no podían faltar las rondallas cantando jotas y el baile de jotas. Por la tarde el toro por las calles y por la noche el "toro embolado"; toda la noche por las calles con las bolas de fuego y un collar de campanillas para cuando se le apagaran las bolas pudieras saber por donde estaba el toro. Así se pasaba toda la noche, hasta que amanecía y se encerraba un ratito en el corral, luego le ponían una soga al cuello y lo llevaban a beber agua al río, todos los jóvenes iban detrás, delante o tirando de la cuerda. Una vez el toro había bebido o se remojaba un ratito, otra vez Rocha arriba a la plaza, para proceder a su sacrificio. Ya estaba el matarife preparado y allí lo mataban. Todo un ritual ancestral, no podía faltar "la tía Pura" con un vaso para que le pusieran un poco de sangre para beber, decía que era un reconstituyente fenomenal, pero a nosotros no nos convencía demasiado. También se solía hacer con los despojos un encebollado para hacer un almuerzo para todo el pueblo.

Durante todo el mes de Agosto se celebraban en los distintos pueblos vecinos las fiestas patronales, y a todos nosotros nos hacía ilusión poder ir a todas ellas. Para ello utilizábamos los camiones de transporte que habían en el pueblo: el de Joaquín e Isidro "La Tendera" y de Juan José y su hermano, dichos camiones durante toda la semana se dedicaban a bajar gavillas de arbustos del monte, para los hornos de cerámica de Onda, con el tiempo, estos hornos funcionarían con otro carburante y los camiones se dedicarían a otro transporte. Pues bien, subíamos todos a la caja del camión nos íbamos o a Vallat, Fanzara, Torrechiva, Toga etc., toda una experiencia. jNos lo pasábamos de miedo!

Aunque entonces todos éramos muy pequeños, podemos recordar el tiempo en que los americanos mandaban leche en polvo, queso y pasta, para repartir entre la gente del pueblo; pero a nosotros siempre nos hacia gracia estar en donde lo repartían, que solía ser en la plaza La Iglesia en casa de Teresita, que más tarde es donde se instaló la centralita de teléfono al mando de la telefonista Teresita y su ayudante la Vicentica.

Espero que entre todos podamos reunir más anécdotas y vivencias
Colaboración de Lali Salvador Ferrando, Junio 2000.

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